miércoles, 3 de junio de 2015

A N T E S D E L I N F I E R N O

Fotografía del autor, tomada en Campus Antumapu, Universidad de Chile.


El cielo, lugar donde podrías estar tú conmigo, pero debes partir con un ángel caído, yo sólo soy un ángel herido.

Y allá, donde tú estás, caen flechas, lágrimas y estrellas como luces perdidas que se abrazan mutuamente. 

Yo escucho tu voz buscando respuestas y haciendo eco muerto en mi cabeza, que agoniza cada minuto sin tenerte.

 Quiero partir contigo a un mundo de prados y arcoíris, pero tú me dejas en ese mundo sola y te vas con ella al tormento alucinante. 

Sobre mí hay mil tornados acorralados como calaveras encadenadas. No hay vuelta atrás, sigo escuchando tu voz, es la melodía que canta antes de entrar al Infierno…

Y el angustiante compás incinera mi espada lentamente, dentro de poco ya no tendré armas para luchar contra tus demonios; pero el rostro descubierto, sin la máscara del odio, la venganza o el pasado, para decirte cuánto te necesito a mi lado y cuánto te he extrañado todos estos años inmensos.

Yo soy una niña y tú eres ya un ser mayor, pero no pasan los días para almas hermanas, somos iguales ante el espejo que refleja el prisma del corazón.

Mira tu rostro en el estanque y pregunta quién eres, la voz de tu interior gritará la verdad.

 La justicia de mi hoz destruirá la oscuridad.



Milza López, 
extraído de La Flecha envenenada y otros textos, 2007.

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