jueves, 10 de marzo de 2016

Manicomio (Diario de una joven Bipolar)

La sal de tu lengua es mi mayor deseo; pudo haber sido mi mayor tesoro.

Estar sin ti ha sido entrar al manicomio, lleno de rostros sonrientes y amordazados, donde los árboles de invierno surcaron paisajes crípticos y fueron arrasados en su totalidad por las cosechadoras forestales. 

Las habitaciones se mueven de un lado al otro del pasillo circundante, y se proyectan haces de luz parpadeante cuyo origen es desconocido, su fin es capturar mariposas y lo harán por medio de murciélagos ciegos y sedientos.

Desde que tú te fuiste un cúmulo de voces fue liberado dentro de mi cabeza, y una hilera de médicos repitió las mismas palabras desde la entrada y la salida del hospital siquiátrico.

Desde que tú te fuiste el tártaro se abrió a mis pies y me absorbió como si toda la gravedad se concentrara en mi cuerpo.

Desde que tú te fuiste los trenes andan sin sentido, los barcos derraman su petróleo desde las profundidades de turbinas y maquinarias andrajosas, y emanan el veneno hasta la sangre de las aves.

Desde que tú te fuiste yo viví una regresión letal y retrocedí cada paso hasta el punto de mi infancia donde sólo tu nombre podía ser escrito en las paredes.

Desde que tú te fuiste las dosis aumentan cada semana, y el insomnio no puede ser sobrellevado con nada.


Desde que tú te fuiste descubrí la profunda oposición que domina mi aura, y que existen varias personas que son yo misma, pero no son capaces de componerse en uno solo, y van corriendo de un lado al otro del barco aproximándose cada vez más al volcamiento temprano, hasta que ya no exista edificación alguna que pueda ser reconstruida por la memoria humana. 


Milza López, 2015
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