Levante la guantera del vehículo
retire rápidamente la pistola
y tire el gatillo hacia atrás,
con ambas manos sujete el arma y apunte hacia el frente
justo por encima del manubrio y del panel
el vidrio habrá desparecido antes del primer pestañeo
y el ruido habrá paralizado parcialmente su sistema nervioso,
por lo que debe disparar rápidamente
al ministro, al árbitro, al conductor ebrio,
al camarógrafo, a la señal de tránsito,
al senado, al vendedor de seguros y a toda la ciudad.
Deberá hacerlo tantas veces hasta agotar todas las balas
y reprogramar el mecanismo
que dirige capitales,
deberá contener el aliento
hasta el punto de no retorno
donde no sea posible revertir el tiempo
ni manejar las galaxias desde la pantalla,
hasta que pueda sostener el cable
que ilumina la ciudad,
y lo muerda y gire en su propio eje
desactivado al fin el pálpito maquinal.
Fotografía original de Hotblack, modificada por el autor. |
Milza López. 2016.
Extraído de "Escape de la interfaz urbana" (libro inédito)
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