miércoles, 5 de agosto de 2015

... -L A P É R D I DA- ...


Como un sonido gris en los húmedos bosques,
como dulce de su ser, raíz de Hades;
como cisnes blancos contra el domne,
como vida latiendo aún en Abel
(Caín guarda silencio)

Soledad, miedo y suicidio en su nombre,
partida absoluta para no volver,
lágrima al océano sin voces
porque hoy se pierden lunas en el último tren…

Donde hay suspiros en la cárcel del rencor,
donde se va su alma por culpa suprema,
donde hay mentiras escondidas sin amor,
donde la tarde nace con locura en mi cabeza:
estos son los días de pérdida,
la Reina Vida extraña a la Muerte;
aquí los demonios me vuelven maléfica
y la desesperanza en los pensamientos envuelve.

Él me quiere con amor débil,
con amor de él,
y me busca aunque no me sueñe
porque aún me siente tener.

Ya no hay tiempo en sus besos y el cofre
donde estaba la alegría se fue a sus pies,
él hoy va donde los silencios corren
buscando signos de amor en su piel

Perdóname mi amado, yo quería que volvieras
pero no me sentí capaz de hacerte regresar;
hay poder en mi dolor para que no vieras
lo que dejaste de mí cuando tu ángel cayó al mar.
Ahogaste dulzura en mi boca y en estrellas
y yo no contuve en mí tu forma de amar;
tu alma se fugó tras la sombra de la pérdida
por la razón del destino, por la razón del huracán.

Desde entonces pierdo memoria en cada día que encuentras
lejos del nido que no pudiste olvidar,
pierdo alma en cada paso que dejas
en nombre del odio que no me puedes entregar;
hoy verás mi luz tras las rejas, tras la pérdida
de todo aquello que fue vida, que fue soñar.


Fotografía del autor, tomada al intertior del Museo Bellas Artes, Santiago de Chile.


Extraído de "La flecha envenenada y otros textos", 
Milza López, 2007.

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