Puedes sentir el batir de sus alas, bañarte en el aire nublado desde el cual emprende el vuelo, cantar con ella y responder su silbido en la brisa y en el tornado, pero nunca sabes cuándo es el momento exacto en el que la aventura comienza. Cuándo dará el primer paso en tu madriguera, cuándo tendrás su visita ilustre en tu ventana y te regalará el destello de sus plumas al Sol. Cuándo vendrá a revelarte el futuro, los misterios y secretos que envuelven el orbe y tu plegaria en la iris fulminante de sus ojos de fuego.
No visita a todo el mundo, es imposible para ella cruzar todas las casas o detenerse en todas las avenidas. Pero volverá a ti si tu expresión de su encanto ha podido liberar en parte su cauce, si has podido incrementar su poder con tus palabras, tu canción, tu pintura, tu tejido, tu danza o tu llanto.
Podrá pasar mucho tiempo entre cada visita, pero para ella nunca es tiempo de rendirse.
Mientras ella venga no cierres los ojos. No te distraigas, no te detengas. Aprovecha de percibir cada una de sus virtudes y antes de que se vaya, asegúrate de haber interpretado sus gestos correctamente. Cada una de sus huellas en tu alfombra dibuja un código que te permitirá escapar de la realidad programada por la gran máquina.
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| Fotografía original de Badeenjuh. |
Milza López, 2015
Libro no publicado a la fecha.
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