Sin la orden del juez que te desaloje de mi mente, sin deseos que te hagan desearme.
Sólo puedo huir hacia las calles, volviendo a mi país de nubes llenas, asfalto plateado y respiración de humo. Simplemente esperando aquello que no llegará: una llamada, una carta, palabras que siempre serán mudas y mis oídos nunca podrán escucharlas.
Las esquinas se confunden con el pesado abandono del pasado, con las hojas caídas que nos traen recuerdos que no podemos recordar, y que en vano llenan nuestras estancias.
Dulce imposible, sal de una vez, escondido en mis entrañas. Algún día voy a encontrarte y te arrancaré de cuajo, aunque me cobraras todas las emociones de la vida.
Colección inédita
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